Los ejercicios de fuerza mejoran la densidad ósea, disminuyendo así el posible riesgo de osteoporosis o fracturas y protegiendo a la vez nuestras articulaciones. Además, logramos prevenir lesiones, ya que músculos, tendones y ligamentos tienen menos riesgo de dañarse, pudiendo resistir trabajos con mayor intensidad.
A mayor masa muscular, mayor gasto calórico, ya que se eleva el metabolismo basal y el cuerpo quemará más calorías aun estando en reposo. Por este motivo, en los entrenamientos de pérdida de peso es importante que la fuerza también sea tenida en cuenta.